domingo, 11 de septiembre de 2011

PERLAS CARVALHIANAS MIENTRAS BUSCÁBAMOS A LA MUJER QUE PUDO SER EMMANUELLE

Hay quien piensa que la novela negra es una novela con muerto y un lote de páginas para que el listo de turno descubra lo que pasó. Puro entretenimiento, vamos. Hoy sabemos que no necesariamente es así: que puede estar bien escrita y, además, haber mucho más. Las novelas de Carvalho son un fresco social tremendo, por ejemplo, (en las de Ágatha Christie cada vez que sacan un Oporto hay que ponerse a cubierto, pues alguien cae).
Soy fan de las cosas y poses de Carvalho, y para demostrar que encierran mucho más que una novela con muerto, incluyo algunas perlas filosóficas interesantes extraídas de su novela breve "La muchacha que pudo ser Emmanuelle". A pensar...

- "Carvalho quiso explicarse. A la hora de la verdad es preferible hacer caso a los boleros, a los tangos. Los libros no enseñan a vivir. Sólo te ayudan a enmascararte". Culta ignorancia, la de nuestro detective: ex-policía, ex-comunista y gourmet.

- "Te pasas la vida como un gusano recorriendo el haz de una hoja animado a descubrir qué hay al otro lado. ¿Qué hay? El envés. Y como un gusano te arrastras para ver qué hay más allá del envés. ¿Qué hay? El haz". Sin comentarios. Voy a dar la siguiente vuelta, a ver qué hay...

- "El pasado es el lugar donde están las causas, es decir, los culpables. Por eso los culpables insisten tanto en la inutilidad del pasado. Quieren un mundo sin culpables y cuando reulta imposible, cuando el pasado resucita la culpa, los culpables vuelven a matar, vuelven a ser lo que siempre fueron. Asesinos". Ahora mediten sobre la Ley de Memoria Histórica y todo eso...

1 comentario:

  1. Precisamente Carvalho empezó a quemar libros cuando asumió que no le enseñaron a vivir. Quemar libros suele ser de fascistas o de ignorantes, o eso se supone. Pero su ignorancia es excesivamente culta, pues Carvalho quemaba libros por razones concretas, y en esas circunstancias no todo el mundo puede quemar a Marcuse, a Fernández de la Mora o a Eliot, qué sé yo...
    Por cierto, como Rick en Casablanca, todavía tiene su corazoncito: alguna vez salvó "Poeta en Nueva York", poruqe hubiese sido como fusilar dos veces a García Lorca.
    En fin, supongo que todos tenemos nuestro corazoncito, por ahí, muy cubierto con jerséis de cuello vuelto.

    ResponderEliminar