martes, 8 de septiembre de 2015

EL (COMPLEJO) OFICIO DE VIVIR


Llevo unos días pensando que a lo mejor ha llegado el momento de releer "Il mestiere di vivere", de Cesare Pavese. Lo medito en mis metafísicos paseos mañaneros (un placer que me regalo cuando puedo: pasear mientras amanece. Mi sucedáneo de cerebro anda todo lo lúcido que puede estar, a esas horas presuntamente incómodas).
Resulta que, releyendo a mi admirado Juan Luis Panero ("Los mitos y las máscaras", Tusquets Editores, Primera edición, 1994), encuentro por aquí y por allá comentarios como "el manual del perfecto suicida lúcido, el implacable diario "El oficio de vivir", de Cesare Pavese" (p. 120), "la terca meditación sobre el vacío de "El oficio de vivir", de Cesare Pavese" (p. 123) o "Más que sobre la muerte en sí, "El oficio de vivir" es la investigación personal más íntima, lúcida y, desde luego, despiadada, que del suicidio jamás se haya escrito" (p. 140). Juan Luis Panero: admirado Juan Luis, posiblemente un suicida sin vocación, como cantara Sabina.
Y concluyo, sí, que debo reencontrar "Il mestiere..." en mis estanterías, algo que no sé si seré capaz de lograr. Pero como lo encuentre, lo retomo. Porque, además, recuerdo aquello que decía Graham Greene en "Los comediantes" de que "el suicidio es un acto de valor, el lúcido acto de un matemático" (lo puse en el frontispicio de un relato que se publicó por alguna parte), o cómo el Maestro Camus abre "El mito de Sísifo" con aquello de que "no hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio" (creo recordar que también en "El malentendido" se reitera esta idea, pero cito de memoria).
En fin, que creo que puede ser el momento de suicidar la lectura que tenga entre manos y volver a Pavese.
Siempre hay que volver a Pavese.









3 comentarios:

  1. Y también a mi blog, Te tengo algo (hasta ahora mismo) olvidado, pero he regresado como decíamos ayer... Déjate de suicidas suicidades sucios sucias dessuicidaciones, y alégrate la vida con el rumbero catalán gitano Chacho. Báilate una (rumba) con una o dos, caderas moviéndose al compás de ese ritmo tan hipnótico como frenético (la de antes) y verás como cambia y se se convierte en escombro toda ese sesudo raciocinio antisuicidades que a nada conduce. Impráctico e impracticable, ¡vive dios! En mi blog tienes más datos actualizados actualizantes y más actualizaciones esperando tus comentarios. ¡Pardiez que vale la pena!

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  2. Ummm, interesante, querido Santiago, la visita a tu blog se hace imprescindible, sin duda, que la rumba es una de esas cosas serias de la vida, y para el suicidio siempre está uno a tiempo.
    Bienvenido, Santiago, pasaré por tu blog sin duda, abrazos, y...excelente alternativa.

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  3. Buscaba tu blog, querido Santiago, y no lo encontraba, pero por el camino descubrí que eres del Atleti. No comparto tu metafísica (ser del Atleti implica toda una metafísica), pero... me agrada. "Qué manera de aguantar, / qué manera de crecer, / qué manera de sentir, / qué manera de soñar"... Abrazos,

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