viernes, 18 de septiembre de 2015

NIÑO DE PUEBLO


 

Niño de pueblo



Yo, de pequeño

nunca tuve pueblo

donde volver los fines de semana.

Por eso

envidiaba a los niños de pueblo de mi clase

(catetos les llamaban algunos),

porque los sábados

volvían allí:

volvían al río,

a correr entre olivos,

a pelearse a pedradas

con los niños del pueblo de al lado

(que siempre son los malos en esta historia)

o a decir picardías

a las niñas

de las fincas vecinas.

No conocí más melones o pimientos

que los que compraba mi madre

en el supermercado.

Siempre fui un niño de ciudad,

y bastantes veces

eché de menos mi pueblo inexistente.

                                   (De "Desde el otro lado del espejo")

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