sábado, 18 de febrero de 2017

UNA VIEJA DEUDA

Me precio de ser un lector razonablemente fiel a Manuel Vázquez Montalbán, y creo que es así. Tengo bastante controlada su obra (y su vida y milagros) y me siento muy cómodo con él. Su poesía, sus espectaculares novelas, sus columnas, sus poéticos ensayos... Gregorio Morán comentaba alguna vez que las novelas de Carvalho no demandaban lectores, sino cómplices, y me extrañé, aunque tuve que reconocer que yo era cómplice, sí.
Pero tengo una laguna: "El estrangulador". He leído bastante sobre ella, y voces autorizadísimas, a las que concedo la máxima credibilidad, me la han recomendado con interés (la última vez, Francisco Ruiz Noguera, por ejemplo). Y, por fin, estoy en ello.
Disfrutando con ese loco que va por la vida y por la historia hablando a gritos, como el del poema de Antonio Machado, aunque utilizando el lenguaje de la tribu que le tiene enclaustrado (como sucede a aquellos presos que saben más derecho penal y penitenciario que sus abogados). Un personaje llevado a sus últimas consecuencias (un Carvalho raro, quizás), un homenaje al estrangulador de Boston, un guiño en clave a Jack el Decorador, una ciudad de Boston que, si te paras a pensarlo, se parece a Barcelona, Klimt en estado puro...
En fin, un texto sugerente con el que estoy saldando una vieja deuda.





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